viernes, 24 de septiembre de 2010
He experimentado lo peor,
Lo peor que el mundo puede forjar,
Aquello que urde la vida indiferente,
Perturbando en un susurro
La oración de los moribundos.
He contemplado la totalidad, desgarrando
En mi corazón el interés por la vida,
Para ser disuelto y alejado de mis esperanzas,
Nada resta ahora ¿Por qué vivir entonces?
Aquel rehén, que el mundo mantiene cautivo
Otorgando la promesa de que aún vivo,
Aquella esperanza de mujer, la pura fe
En su amor inmóvil, que celebró en mi su tregua
Con la tiranía del amor, se han ido.
¿Hacia dónde?
¿Qué puedo responder?
¡Se han ido! ¡Debería romper el infame pacto,
Este vínculo de sangre que me ata a mi mismo!
En silencio lo he de hacer.
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